lunes, 27 de febrero de 2012

"How to Die"

Dark clouds are smouldering into red
While down the craters morning burns.
The dying soldier shifts his head
To watch the glory that returns;
He lifts his fingers toward the skies
Where holy brightness breaks in flame;
Radiance reflected in his eyes,
And on his lips a whispered name.

You'd think, to hear some people talk,
That lads go West with sobs and curses,
And sullen faces white as chalk,
Hankering for wreaths and tombs and hearses.
But they've been taught the way to do it
Like Christian soldiers; not with haste
And shuddering groans; but passing through it
With due regard for decent taste.


Siegfried Sassoon (1886-1967)

sábado, 25 de febrero de 2012

lunes, 20 de febrero de 2012

Ulls d'infant

Aboca't a la nit.
Escolta els ocells,
mira el dia com neix.
Torna a veure les coses
en els ulls d'un infant.


Joan Vinyoli (Barcelona 1914-1984)

sábado, 18 de febrero de 2012

If

If you can keep your head when all about you
Are losing theirs and blaming it on you;
If you can trust yourself when all men doubt you,
But make allowance for their doubting too:
If you can wait and not be tired by waiting,
Or, being lied about, don't deal in lies,
Or being hated don't give way to hating,
And yet don't look too good, nor talk too wise;

If you can dream---and not make dreams your master;
If you can think---and not make thoughts your aim,
If you can meet with Triumph and Disaster
And treat those two impostors just the same:.
If you can bear to hear the truth you've spoken
Twisted by knaves to make a trap for fools,
Or watch the things you gave your life to, broken,
And stoop and build'em up with worn-out tools;

If you can make one heap of all your winnings
And risk it on one turn of pitch-and-toss,
And lose, and start again at your beginnings,
And never breathe a word about your loss:
If you can force your heart and nerve and sinew
To serve your turn long after they are gone,
And so hold on when there is nothing in you
Except the Will which says to them: "Hold on!"

If you can talk with crowds and keep your virtue,
Or walk with Kings---nor lose the common touch,
If neither foes nor loving friends can hurt you,
If all men count with you, but none too much:
If you can fill the unforgiving minute
With sixty seconds' worth of distance run,
Yours is the Earth and everything that's in it,
And---which is more---you'll be a Man, my son!


Rudyard Kipling

Inflamo en el calor de amor

Si yo te inflamo en el calor de amor
allende el modo que se ve en la tierra,
tanto que de tus ojos venzo el vigor,
no te maravilles; que ello procede
de perfecto ver que, como prende,
así en el bien prendido mueve el pie.

La Divina Comedia
Canto V Paraiso
Dante

jueves, 16 de febrero de 2012

Poema 12

Para mi corazón basta tu pecho,
para tu libertad bastan mis alas.
Desde mi boca llegará hasta el cielo
lo que estaba dormido sobre tu alma.
Es en ti la ilusión de cada día.
Llegas como el rocío a las corolas.
Socavas el horizonte con tu ausencia.
Eternamente en fuga como la ola.
He dicho que cantabas en el viento
como los pinos y como los mástiles.
Como ellos eres alta y taciturna.
Y entristeces de pronto como un viaje.
Acogedora como un viejo camino.
Te pueblan ecos y voces nostálgicas.
Yo desperté y a veces emigran y huyen
pájaros que dormían en tu alma.

Neruda

A Lover's Complaints

From off a hill whose concave womb reworded
A plaintful story from a sist'ring vale,
My spirits t'attend this double voice accorded,
And down I laid to list the sad-tuned tale,
Ere long espied a fickle maid full pale,
Tearing of papers, breaking rings atwain,
Storming her world with sorrow's wind and rain.
Upon her head a platted hive of straw,
Which fortified her visage from the sun,
Whereon the thought might think sometime it saw
The carcase of a beauty spent and done.
Time had not scythed all that youth begun,
Nor youth all quit, but spite of heaven's fell rage
Some beauty peeped through lattice of seared age.


W Shakespeare

martes, 14 de febrero de 2012

O Amor, Meu Amor

Nosso amor é impuro
como impura é a luz e a água
e tudo quanto nasce
e vive além do tempo.

Minhas pernas são água,
as tuas são luz
e dão a volta ao universo
quando se enlaçam
até se tornarem deserto e escuro.
E eu sofro de te abraçar
depois de te abraçar para não sofrer.

E toco-te
para deixares de ter corpo
e o meu corpo nasce
quando se extingue no teu.

E respiro em ti
para me sufocar
e espreito em tua claridade
para me cegar,
meu Sol vertido em Lua,
minha noite alvorecida.

Tu me bebes
e eu me converto na tua sede.
Meus lábios mordem,
meus dentes beijam,
minha pele te veste
e ficas ainda mais despida.

Pudesse eu ser tu
E em tua saudade ser a minha própria espera.

Mas eu deito-me em teu leito
Quando apenas queria dormir em ti.

E sonho-te
Quando ansiava ser um sonho teu.

E levito, voo de semente,
para em mim mesmo te plantar
menos que flor: simples perfume,
lembrança de pétala sem chão onde tombar.

Teus olhos inundando os meus
e a minha vida, já sem leito,
vai galgando margens
até tudo ser mar.
Esse mar que só há depois do mar.

Mia Couto, em "idades cidades divindades"

Canto a mi mismo

Creo en ti, alma mía, el otro que soy
no debe humillarse ante ti,
ni tu debes ser humillada ante el otro.

Retoza conmigo sobre la hierba, quita
el freno de tu garganta,
no quiero palabras, ni música,
ni rimas, no quiero costumbres
ni discursos, ni aún los mejores,
sólo quiero la calma, el arrullo de tu
velada voz.

Recuerdo cómo yacimos juntos cierta
diáfana mañana de verano,
cómo apoyaste tu cabeza en mi cadera
y suavemente te volviste hacia mí,
y apartaste la camisa de mi pecho, y
hundiste la lengua hasta mi corazón
desnudo,
y te extendiste hasta tocar mi barba,
y te extendiste hasta abrazar mis pies.

Prontamente crecieron y me rodearon
la paz y el saber que rebasan todas
las disputas de la Tierra,
y sé que la mano de dios es mi
prometida,
y sé que el espíritu de Dios es mi
propio hermano,
y que todos los hombres que alguna
vez vivieron son también mis
hermanos, y las mujeres mis
hermanas y amantes,
y que el amor es la sobrequilla de la
creación,
y que son incontables las hojas rígidas
o lánguidas en los campos,
y las hormigas pardas en los pequeños
surcos,
y las costras de musgo en el cerco
sinuoso, las piedras apiladas, el saúco,
la hierba carmín y la candelaria.


Walt Whitman

lunes, 13 de febrero de 2012

Solitarios en la ciudad gris

Un hombre caminaba errático por una calle gris de una gris ciudad. En el otro extremo de universo, una mujer caminaba errática por una calle gris de una gris ciudad. El asfalto y el hormigón les sostenía y daba vida. En el aire aromas de alquitrán y gasoleo. En el aire sonido de motores renqueantes y gritos.

Frente a él, el resto de mundo. Frente a ella, el resto del mundo. Ambos en soledad. Cada uno ignoraba la existencia del otro, cómo la del resto del mundo. Un mundo que giraba en direcciones opuestas a la que ellos dirigían sus pasos. A diario se cruzaban con otros hombres, con otras mujeres. Para ellos no existían. No eran otra cosa que extraños cruzándose, como cientos de humanos que cada día lo hacían, cada uno con sus anhelos y sus secretos, con sus dichas y frustraciones.

No deberían encontrarse jamás siendo como eran únicos en sus universos. Era de noche y la luna llena iluminaba las calles a las cuales la crisis había hecho desaparecer las farolas. Nada invitaba a salir, era invierno y hacía frío, pero ambos tomaron sus grises gabardinas y enfilaron el camino de la calle. Un hombre caminaba errático por una calle gris de una gris ciudad. Una mujer caminaba errática por la misma calle gris de la misma gris ciudad. No deberían encontrarse jamás siendo como eran únicos en su universo por eso cuando se encontraron sus ojos no se cruzaron. Fijaron la vista en el suelo y vieron sólo sus alargadas sombras que por un instante se mezclaron. Poco a poco el sonido de los pasos de uno se alejaba del sonido de los pasos del otro hasta que al final solo existía el silencio.

La luna que los observaba con tristeza y derramó dos lágrimas por ellos. Lágrimas que cayendo redibujaron las sobras del hombre y la mujer. Sombras que como espejo de deseos no confesos volvieron a cruzarse durante un suspiro en el que el tiempo pareció detenerse. Como si ya antes de nacer se hubieran conocido, conocido incluso en otras vidas, ambas sombras cruzaron sus brazos y sus cuerpos ausentes y ahogados en besos, besos que nunca fueron de más, besos que nunca fueron suficientes, hicieron surgir una chispa de amor tan intenso que ardiendo se evaporaron.

Dicen que por un segundo el hombre giró su cabeza y vio como la mujer se alejaba de espaldas. Dicen que por un segundo la mujer giró su cabeza y vio como el hombre se alejaba de espaldas. Dicen que por un segundo el hombre pareció levantar la mano y querer llamarla. Dicen que por un segundo la mujer pareció levantar la mano y querer llamarlo. Dicen que la luna los vio girarse primero el hombre, luego la mujer. Dicen que la luna volverá a cruzarlos...

Tomado de Kendopitecus en http://kendocrinologia.blogspot.com/

Saudade